jueves, 9 de enero de 2014

CLUB DE LECTURA: CUÉNTAME UN CUENTO


Mª José López de Haro Requena (Pepa para todos) tiene la gran virtud de saber compartir. Pepa comparte su tiempo en diferentes actividades del Centro de Mayores y ahora, además, comparte con nosotros sus dotes creativas a través de una serie de cuentos que, tal y como dice ella, están escritos con el corazón.


Este es el espacio de Pepa y, como tal, lo respetamos. Espero que os guste su primera entrega El Pinar, tanto como a mi me ha gustado y aprovecho para animaros a participar en el Club de Lectura, dirigido por Teresa Moreno, en el que a lo largo de este cuatrimestre se trabajará el relato corto y el cuento y en el que tendréis la ocasión de dar rienda suelta a vuestro talento y creatividad como lo hace Pepa.

Querida Pepa, mil gracias por tus regalos que publicaremos semanalmente hasta que tú quieras.



EL PINAR
Autora  :Mª José López de Haro Requena

_Abuela ¿ qué haces aquí, tan sola?

_ Estoy contemplando el pinar.

_¿Te gusta?

_ No solo es que me gusta, también me trae muchos recuerdos de mi infancia, te voy a contar el primero.
Hace muchos años, yo era más pequeña que tu ahora, estábamos mi abuela y yo en el pinar del pueblo donde pasábamos el verano; yo tenía que hacer reposo pues era una niña enfermiza y mi abuela pensó que en el pinar estaríamos bien mas fresquitas que en la  casa ya que era un verano extremadamente caluroso, ella me contaba cuentos y así solíamos pasar la tarde.

Un día estábamos sentadas en el tronco de un pino que se había torcido a ras del suelo, a los pies de ese pino estaban creciendo brotes nuevos, eran unos pinos pequeños y muy tiernos. Mi abuela cogió unos palos rectos que fue encontrado por el suelo, y con unas hebras de lana de su labor fue atando los brotes a los palos enderezándolos. Mira, Rosa, me dijo, esto es lo que hay que hacer para que el pino no se tuerza.

Recuerda el dicho “desde chiquitico se endereza el arbolico” y así no terminará como este en el que estamos sentadas, aunque a veces le duela hay que ir enderezándolo poco a poco para que crezca recto y pueda dar sombra y cobijo cuando sea grande.

_ Ya entiendo lo que quieres decir, dijo Ester, por eso mis padres me corrigen cuando hago algo que esta mal.

_ Veo que has cogido rápidamente la idea, yo tardé más en comprenderlo. Pues si los niños son como los brotes de los árboles y hay que enderezarlos desde pequeños si queremos que de mayores sean personas de provecho.

_ Si eras tan pequeña, ¿cómo es que todavía te acuerdas?

_ Porque es una idea que se me quedo grabada y la he tenido presente durante toda mi vida. Bueno, ahora vamos adentro de la casa que a empezado ha refrescar, otro día te contaré más recuerdos.

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